30 AGOSTO aprobación pontificia definitiva.

Jubileo: tiempo de fidelidad renovada, confianza

y alegría compartida

9 de abril domingo de Pascua – 30 de agosto de 2023

Itinerario espiritual

para el Año Jubilar de la Fundación

INTRODUCCION A LA JORNADA

Estamos concluyendo la tercera etapa de nuestro itinerario en preparación al centenario de nuestra congregación tiempo de fidelidad renovada, confianza y alegría compartida.

Y un día como hoy 30 de agosto de 1960: recibimos la Aprobación Pontificia Definitiva. Se nos dice:

El 3 de abril de 1947, jueves santo, es promulgado el decreto de la aprobación diocesana. Nuestro carisma expresa más nítidamente su índole universal y su eficacia apostólica en la aprobación pontificia concedida el 12 de enero de 1948 y el 30 de agosto de 1960 ratificada definitivamente.

El discernimiento eclesial expresado con la beatificación del padre Santiago Alberione nos confirma en la vocación:

Mirad la hermosa vocación que tenéis: en Cristo, vuestra vida. Pías Discípulas del Divino Maestro. Si tuvieras siempre más luz, vuestra vida transcurriría en alegría: yo he sido extraordinariamente bendecido por Dios, bendecido por Dios. El Señor me ha amado. Y este bien que nos ha querido al principio, Jesús nos lo quiere todavía ahora, es más, nos ama cada vez más a medida que lo amamos, que vivimos la verdadera vida religiosa, es decir, vivimos la profesión, nuestro don a Dios: «Todo me dono, ofrezco y consagro». Cuántos Magníficat, entonces, se sentirían de la boca de las religiosas, pero especialmente de vosotras que sois del Divino Maestro. El camino es él.

Canto. Espíritu santo. meditación

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2,9-13):

Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes; sabéis perfectamente que tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos, animándoos con tono suave y enérgico a vivir como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria. Ésa es la razón por la que no cesarnos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.

Palabra de Dios.

Palabras de nuestro fundador:  ( para una renovación espiritual)

Hemos de seguir a Jesús al Calvario. ¡Pero cuántas veces no tenemos ánimo ni para seguirle en los primeros pasos! Y le dejamos subir solo al Calvario. Quisiéramos una vida que fuera una garantía para el cielo, para la eternidad, y al mismo tiempo no disturbara ni impidiera las satisfacciones en la tierra. ¡Pero no cabe poner juntas luz y tinieblas, virtud y vicio, amor a Jesús!

Esta mañana agradecemos al Señor, con María, el don de la vocación a la vida religiosa. Después del bautismo, la vocación a la vida religiosa es la mayor de las gracias. María es la más perfecta religiosa:  El Señor ha querido entre sus fidelísimos formarse una elitees decir una selección de almas que estuviesen con él, le siguieran también por el camino de los consejos, para subir a los más altos grados de santidad, y consiguientemente a los mejores lugares en el paraíso. De veras el Señor, así como llama más cercade sí en esta tierra, así llama más cerca de sí en el paraíso a las almas que quieren seguirle El Señor nos ha puesto en la tierra con muchos bienes. Podemos decir que, con el progreso de hoy, hay a disposición del hombre todo lo suficiente para hacer su vida cada vez más elevada. Nosotros tenemos tantas gracias en el Instituto, donde no solo hay pan material, sino el pan del espíritu; hay instrucción por parte de personas y maestros que se desgastan para nuestra salvación y santificación. ¡Cuánta abundancia de gracia del cielo y de medios para santificarnos! Pero el Señor nos pide también la mortificación: ¡usa todos los medios!

Pidamos esta mañana, por intercesión de san José, un aumento de fe, de esperanza, de caridad. De fe: es decir creer que el Señor ha establecido para nosotros una misión, con las ayudas y gracias necesarias. Fe que se demuestra con la vida práctica, haciendo como si todo dependiera de nosotros, y confiando

en Dios, como si | todo dependiese de él.

Fe que expresamos en el “Pacto” o “Secreto del éxito”, que forma parte de nuestras oraciones. Son ciertísimas estas expresiones: la fe es la raíz de toda santificación; el espíritu de fe es el principio de la santidad. De la fe [brotan] la esperanza, la caridad, las virtudes religiosas. De la fe, los frutos del apostolado. Quien cree, verá a Dios, porque se salvará; quien cree, sabe que hay que ir al sagrario para tener la fuerza necesaria en el

apostolado. Creed y veréis realizarse lo que fue anunciado. Cuando falta la fe, falta la raíz; y cuando en un árbol falta la raíz, muere. El Señor nos escucha a medida de la fe; y si uno tiene poca fe, es como quien teniendo poca tela, puede hacer sólo un pequeño vestido de muñeca o para un nene. Debemos apoyarnos en la gracia de la vocación y del oficio.

Cuando Dios da una vocación, una misión a un alma, le da también todas las gracias, los auxilios necesarios para desempeñar dicha misión.

Canto acción de gracias.

Vísperas

Examen recordamos el texto de san Pablo la primera lectura.

Antes del himno:

Hora de gracias al Divino Maestro por la Aprobación Pontificia Definitiva de nuestra congregación de Pías Discípulas del Divino Maestro. Cuidaremos señor de tu viña: pues dice nuestro fundador que todo paulino debe trabajar y ganar suficientemente para él, Para las necesidades de los que están en formación  para el cuidado de los enfermos y para el progreso del apostolado “ cuidaremos de tu viña señor” el trabajo es un gran acto de amor y tiene un valor apostólico. Y como dice san pablo el que no este dispuesto a trabajar, no tiene derecho a comer y Alberione vivía de acuerdo con estas enseñanzas.

Introducción cantico
A LOS COLOSENSES (1,12-20)

Acción de gracias a Dios Padre. Al principio de sus cartas, Pablo acostumbra expresar su satisfacción por el buen estado de las comunidades a las cuales escribe. Habituado a ver en todo lo bueno la obra de Dios más que el resultado de los esfuerzos humanos, sus palabras se transforman pronto en una plegaria de gratitud a Dios. De ahí que en él todo recuerdo de una comunidad desemboque siempre en una oración, y toda oración en una acción de gracias, dirigida, en este caso, «a Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo» porque a través de Jesucristo nos es dado llegar a él y llamar Dios y Padre nuestro a quien es su Dios y su Padre.

Reconocer nuestra identidad comunitaria es, por lo mismo, contemplar el Misterio de Aquel que nos ha liberado y constituido en comunidad. Aquel, por medio del cual se crearon todas las cosas, es el Creador de nuestra fraternidad. Todo fue creado por Él y para Él. Por Él y para Él somos nosotros. Él es el origen y meta de nuestra liberación. Él es la Cabeza, que vitaliza, hace crecer y dirige el cuerpo de nuestra comunidad y la preserva por su resurrección de todo atentado contra su vida. En Él encuentra nuestra comunidad su plenitud: «Él es todo para mí, para nosotros».

Que nuestra acción de gracias a Dios Padre sea la expresión de un intento constante de identificación como comunidad creyente.

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